jueves, 12 de mayo de 2011

ORACIONES PAGADAS.

"Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discipulos: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibiran mayor condenación"(san lucas, 20: 45 a 47
Así pues, Jesús les recomienda: No os hagáis pagar por vuestras oraciones. No procedais como los escribas "que, so pretexto de largas oraciones, devoran las casas de las viudas": lo que quiere decir que se apoderan de sus fortunas. La plegaria es un acto de caridad, un impulso del corazón. Hacer que nos paguen las oraciones que elevamos a Dios por los demás equivale a convertirnos en intermediarios asalariados. En tal caso, la oración pasa a ser una simple fórmula cuya tarifa se calcula de acuerdo con su mayor o menor longitud. Ahora bien una de dos cosas es cierta: o Dios mide lo que otorga por el número de palabras que se le dirijan o no las mide... Si se requieren muchas palabras, ¿porqué se dicen pocas o ninguna por aquel que no puede pagar? Es una falta de caridad. Si en cambio, una sola basta, las restantes serán inútiles. ¿ Por qué, pues, hacer que se las pague? Es una mixtificación. Dios no vende los beneficios que concede. ¿Porqué, entonces, aquel que ni siquiera es su distribuidor, que no está en conodiciones de garantizar la obtención, se hará pagar un pedido que quizá no sea satisfecho? No puede Dios subordinar a una suma de dinero un acto de clemencia, bondad o justicia que se solicite de su misericordia. De otro modo, resultaría de ello que si el importe no se abona, o su monto fuese insuficiente, la justicia, bondad y clemencia de Dios quedarían en suspenso.. La razón, el sentido común y la lógica nos están diciendo que Dios la absoluta perfección no puede delegar en seres imperfectos el derecho de poner precio a su justicia. La justicia de Dios es como el Sol: sale para todos tanto para los pobres como para los ricos. Si se considera inmoral traficar con las gracias otorgas por un monarca terrestre, ¿es licito vender las del Soberano del universo? Las oraciones pagadas tienen otro inconveniente: el que las compra se cree casi siempre exento de orar por él mismo, porque se considera libre de tal obligación cuando ha entregado su dinero. Es sabido que los Espíritus se sienten conmovidos por el fervor del sentimiento de quien por ellos se interesa. Pero ¿qué fervor puede tener el que pague a un tercero para que ruegue por él?Y ¿qué fervor tendrá ese tercero, que delegará el mandato en el otro, y éste en otro más, y así sucesivamente? ¿No significa esto reducir la eficacia de la oración al valor de unas monedas?extraido del evangelio según el espiritismo